«Paraje del Mincal» es donde nuestra filosofía toma forma. Es el vino que nace de acompañar a la naturaleza, sin imponerle caminos.
Procede de nuestras cepas de Tempranillo a más de 1.000 metros de altitud, donde cada paso es manual y cada decisión nace del respeto. Tras 13 meses en barrica, el resultado es un vino que habla por sí solo: una expresión honesta de la fruta madura, del suelo y del tiempo.
En esta botella no solo hay un vino de guarda, están las manos, la paciencia y el paisaje del Altiplano de Granada.