Nuestra Historia:

El por qué de todo

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Bodega

No hacemos vino por casualidad, ni por capricho. El destino quiso que estuviéramos aquí, haciendo lo que más nos gusta.

Todo comienza con el abuelo Juan, agricultor y viticultor, que elaboraba “el vino del país” —el vino tradicional del Altiplano— para la familia y trabajaba también los viñedos de otros vecinos del pueblo.

En 1986, Luis Vilaplana llega a Granada por trabajo, en algo que no tenía relación alguna con el vino. Allí conoce a quien sería su mujer, Antonia, hija de Juan y hoy pilar fundamental en la bodega. Se casan en Caniles y deciden vivir en Barcelona.

Al conocer a Juan, Luis empieza a acompañar a su suegro a la viña. Al ver la ilusión con la que trabajaba, quiso entender esa fascinación que el abuelo sentía por la uva y el vino.

En Barcelona, donde la vida giraba en torno al trabajo, el estrés, los gastos y solucionar problemas, Luis pensaba cada vez más en los buenos ratos que pasaba en el campo y la viña, la vendimia, en cómo saldría el vino ese año y poder probarlo con la familia.

Fue entonces cuando decidió meterse de lleno en el mundo del vino. Primero comprando todos los libros que encontraba, y más tarde estudiando Viticultura y Elaboración de Vinos y Espumosos en el INCAVI (Institut Català de la Vinya i el Vi), en Vilafranca del Penedès, con profesores como Jaume Gramona, Raventós y otros que hoy son referentes del sector.

Además, justo al lado de su casa en Barcelona, un joven francés llamado Julien abrió una tienda de vinos especializada en Borgoña y Champagne. Luis recuerda que asistía siempre que podía a unas catas mágicas, en las que se abrían auténticas joyas. Hoy, esa tienda —La Part dels Àngels— es reconocida por muchos profesionales de la hostelería y la sumillería en España, por acercar grandes vinos franceses a algunos de los mejores restaurantes con estrella Michelin.

En 2007, Luis y Antonia deciden cambiar de vida y se van a Granada, junto a su hijo Joan, comienzan una nueva etapa y una nueva aventura en sus vidas. Plantan nuevas viñas y construyen la bodega.

En 2010, con una producción muy pequeña, sale al mercado su primer vino con mucha ilusión.

En 2015, Joan tiene la oportunidad de hacer un importante viaje a Estados Unidos. Por un lado, para apoyar a un nuevo importador que comienza a vender sus vinos en zonas como la bahía de San Francisco, Walnut Creek, Silicon Valley, Santa Cruz y hasta Monterrey, donde los vinos son muy bien recibidos. Ese viaje le permite también mejorar su inglés, conocer clientes de primera mano y, gracias a unos buenos amigos que lo acogen en su casa en Hillsborough, visitar bodegas de prestigio en Napa Valley. De allí vuelve con una idea clara: abrir la bodega al público y ofrecer visitas y catas.

Después de ese viaje, Joan decide dedicarse en cuerpo y alma a la bodega. Se forma cursando un Máster en Viticultura y Enología, se mantiene al día leyendo y siguiendo la actualidad del sector, y asiste a todas las catas que puede en la Asociación de Sumilleres de Granada. Allí tiene la oportunidad de poder conocer a otros viticultores, sumilleres, enólogos y productores de los que aprende y a quienes admira. “Abriendo botellas”, dice Joan, “es como realmente se aprende qué estilo de vino quieres hacer y cuál disfrutas bebiendo”.

Hoy, 15 años más tarde, con mucho esfuerzo, trabajo y sacrificio, seguimos adelante con la misma ilusión, elaborando unas 45.000 botellas al año.

Ahora empieza una nueva etapa, en la que Joan Vilaplana —tercera generación— propone nuevos retos e ideas para el futuro. Actualmente se está finalizando una ampliación de la bodega, con más espacio para la crianza y la elaboración, que permitirá trabajar mejor y crear nuevos vinos.

La Historia aquí se remonta al año 1570, donde la Viña tuvo su esplendor en la época Morisca, con 700.000 vides

Estamos situados al sur de España, cerca del Mediterráneo, en la zona norte de la provincia de Granada. En el pueblo de Caniles, cultivamos nuestras viñas a más de 1.000 metros de altitud.

Este es un lugar donde el clima continental, la altitud y la biodiversidad marcan el carácter de cada uva. Las noches frías y la lenta maduración concentran los aromas, regalando vinos con una personalidad y una frescura inconfundibles.

un terruno unico a mas de 1000 metros de altitud
Foto cata en bodega scaled 1
Mínima Intervención,

Máxima Expresión

Nuestra manera de elaborar consiste en acompañar la transformación del mosto en vino, interviniendo lo menos posible. Creemos que el trabajo más importante se hace en el campo, durante todo el año, cuidando cada cepa para que produzca uvas de una calidad excepcional.

Esta filosofía se traslada a la bodega:

Acompañando al Vino, sin Imponerle Caminos

Elaboramos nuestros vinos desde la tierra, con mínima intervención. Cada paso es manual, cada decisión nace de un profundo respeto.

Nuestro secreto es simple: no alterar lo que la naturaleza ya hace bien. Dejamos que las levaduras autóctonas inicien la fermentación y que el tiempo haga su trabajo. Porque cuando se respeta el origen, el vino habla por sí solo.

La Pasión que Sigue Viva en Cada Cepa

La herencia del abuelo Juan sigue viva en cada cepa. Su pasión por entender la viña, por cuidarla sin forzarla, es hoy nuestra guía.

Lo que comenzó como un pequeño viñedo experimental en 1989 se ha convertido en el corazón de nuestra bodega. Hoy, esa misma dedicación nos impulsa a seguir apostando por un cultivo sostenible, regenerativo y en perfecta armonía con el entorno que nos rodea.

Recuperamos la Vida en el Campo

No solo hacemos vino, hacemos nuestra vida alrededor del vino. Este proyecto es también una forma de recuperar la vida en el campo y muchas de sus valiosas tradiciones, aportando nuestro granito de arena a un entorno rural vibrante y lleno de futuro.

¿Quieres conocer nuestra casa?

La mejor forma de entender nuestra pasión es vivirla. Te invitamos a recorrer nuestros viñedos, a descubrir los secretos de nuestra elaboración y a terminar la visita con una cata de nuestros vinos más representativos.